CONTINUAREMOS SUBIENDO MÁS DOCUMENTOS ACERCA DEL SELLO DE SALOMÓN
Revisamos constantemente los artículos y les agregamos más documentación.
No vengo a dar una vez más un sentimentalismo agradable a la multitud de "frustrados" de toda clase; traigo una verdad clara, nítida y precisa, es decir, brutal.
Revisamos constantemente los artículos y les agregamos más documentación.
No vengo a dar una vez más un sentimentalismo agradable a la multitud de "frustrados" de toda clase; traigo una verdad clara, nítida y precisa, es decir, brutal.
Falta sin duda el lado afectivo, no hago un llamado a las cualidades del corazón, ¿para qué?
A CONTINUACIÓN LOS ÚLTIMOS PÁRRAFOS DE LA INTRODUCCIÓN A SU SEXTO MENSAJE EL ARTE EN LA NUEVA ERA (mejor: EL ARTE DE LA NUEVA EDAD)
Finalmente, una de las gráficas frecuentemente reproducidas en el esoterismo general, es el conjunto de la Antigua Filosofía Hermética.
Se trata del Sello de Salomón, cuyos dos triángulos entrelazados originan el axioma de Hermes Trismegisto con el equilibrio de los mundos (macro y microcósmicos) y está coronado con el círculo (ouroboros) de la Eternidad (ni principio ni fin) y en su base está suspendida la cruz de Manifestación en nuestro mundo-vida.
Puede tratarse muy bien de un mandala con efecto Yentrámico; se sabe que principalmente en el Tíbet, el Yentram es un elemento de concentración que resume una Misión entera. Un Yentram es como una iniciación dada en algunas instrucciones resumidas en un gráfico. El estudio no es facilitado con ello, al contrario, es un estímulo al dinamismo, un llamado ante todo al trabajo sobre todas las cosas. Uno podrá concentrarse en estos Yentrams y obtener revelaciones cada vez más importantes. (Lámina 57)
Si los artistas pudieran volver a este género de operaciones, esto sería una Verdadera Misión para dar así al mundo un objeto de concentración en el cual cada uno podría encontrar una Iluminación. Los primeros en ser educados serán, por cierto los artistas mismos, "misioneros" que luego serán mensajeros, como los Sacerdotes, de un alto conocimiento aliado al Saber para el beneficio de la humanidad que entonces comprenderá la Vía a seguir y tomará poco a poco la dirección de la Verdadera Sabiduría.
* * *
Llego, pues, al final de esta introducción de mi libro, con la cual he querido hacer comprender con qué sentido intento entreabrir un poco la puerta del Templo Supremo. Solamente espero que el lector lea estas líneas con el espíritu apropiado. ¿Habré sido suficientemente explícito? No lo sé: intento dar una luz a esos problemas que tanto interesan a los estudiantes de la Doctrina Secreta en particular, pero, queriendo aportar una claridad, uno confunde a menudo las bases ortodoxas que desgraciadamente están bien ancladas a concepciones atávicas que tenemos en todos los dominios de nuestra vida corriente y maquinal. Frecuentemente se les reprocha a mis escritos el ser demasiado "concretos", demasiado "positivos", lamentando que el lado subjetivo no encuentre con frecuencia su lugar en mis teorías.
No vengo a dar una vez más un sentimentalismo agradable a la multitud de "frustrados" de toda clase; traigo una verdad clara, nítida y precisa, es decir, brutal.
Falta sin duda el lado afectivo, no hago un llamado a las cualidades del corazón, ¿para qué?, las más diversas doctrinas han aportado sus remedios de dulzura al mundo y, sin embargo, permanece tan insensible a la miseria general y entiendo esto en el sentido propio como en el figurado, es decir, que se concibe muy bien que la miseria debida al caos material es igualmente la consecuencia del caos espiritual general. Cada uno ama sus muletas y ejerzo un poco el papel de rompe-muletas.
En efecto, soy como aquel que viene a atropellar al que se encuentra tullido en el suelo, se me reprocha este choque brutal en el momento del incidente, pero cuando él se levanta, cojea un poco y luego se pone en marcha, ve súbitamente que se encuentra privado de las muletas que acabo de quitarle.
He aquí todo el punto: sepamos aceptar un momento la dureza de la enseñanza; es el bisturí del cirujano; la fresa del dentista. Ello duele en el momento; paciencia y reflexión y será una liberación súbita, al menos del peso de este polvo dogmático. Uno se siente, de pronto, invadido de una paz profunda. La palabra paz es escogida a propósito, ya que en mi teoría es inútil buscar una alegría como ideal. Hay que aprovechar las alegrías, pero no estabilizar la esperanza de vida sobre este punto, porque esto sería exponerse aun a decepciones y al reverso de la alegría: la tristeza; es entonces mejor la búsqueda de la serenidad, la estabilidad del espíritu; la liberación completa del fanatismo, cualquiera que éste sea: religioso, científico o artístico, porque de hecho existe en todos los campos de la conciencia humana.
Si puedo llegar a encaminar sobre la Vía al lector, habré logrado un fin grandioso; si no, mis páginas quedarán de todas maneras como una documentación, la cual pienso que podrá ser útil para los que evolucionarán de todos modos, ya sea en el sentido que describo o en otros, poco importa en el fondo si la línea de conducta que preconizo se sigue o no; tengo la certidumbre del resultado final: la evolución de la Humanidad, gracias a fuerzas que sobrepasan ampliamente todas las pequeñas discusiones de parroquia. Las fuerzas provienen de aquellos que se encuentran a disposición de la Gran Tradición Iniciática, de la cual soy el más humilde servidor.
SERGE RAYNAUD DE LA FERRIÈRE,
Solsticio de Verano, Año V
de la Era del Aquarius (Nueva Edad)
22 de junio de 1952 (Era Vulgar)
1: Principio universal.
4: Los Elementos (Fuego, Aire, Agua y Tierra), manifestación del Principio Universal.
2: La cifra de la división, pues los elementos son contrarios: el Agua se opone al Fuego.
8: La multiplicación por división de las células (2 x 4). La materia de la cual el Ser se origina.
5: La cifra del Hombre, representada por la estrella de cinco puntas.
7: La Hoz, símbolo de la Muerte.
Si multiplicamos este número (142857) por 2, 3, 4, 5, 6, resultarían no solamente los números con las mismas cifras que los constituyen, sino colocadas siempre en el mismo orden perfecto.
142857 multiplicado por 2: 285714
142857 multiplicado por 3: 428571
142857 multiplicado por 4: 571428
142857 multiplicado por 5: 714285
142857 multiplicado por 6: 857142
Excepción hecha de la multiplicación por 7 (Cifra de Muerte). 142857 multiplicado por 7: 999999. El número 9 es la cifra de la semilla, de la siembra, del renacimiento que requiere 9 meses.
Importante Señal del tema celeste prevista en los Textos Sagrados: El Sello de Salomón en el Cielo, observado al comienzo del año 5.714 del Calendario Hebreo (8 al 12 de septiembre de 1.953).
Concordancia Planetaria
Sabemos que en la Vida todo está relacionado: notas, colores, planetas, etc. Es pues interesante investigar acerca de los astros que pueden corresponder a las cifras inscritas en el Sello de Salomón:
1. (En la cima de la figura). Representa a la Luna. Es Astarté o Astaroth, Diosa por excelencia del Cielo en los pueblos semíticos. Es Isis para los egipcios, Ischvari en la India, Istar para los asirio-babilónicos, Juno para los cartagineses.
4. Corresponde a Mercurio, el Dios de la elocuencia, identificado con el Hermes griego, y que no hay que confundir con el THOT egipcio.
2. Simbolizado por Marte, el astro guerrero que crea la división (El Eso de los Galos).
8. Semejanza de Venus, la Afrodita de los Griegos.
5. Júpiter; Zeus de la mitología griega, Baal de los fenicios, Bel de los babilonios; el Tao chino que el sánscrito expresa como PALA.
7. Será el planeta Saturno, inherente al maleficio.
La ausencia del Sol en este conjunto planetario, es explicable para los Iniciados como significación de la Fuerza oculta.
Se explica así mismo, para la domificación platónica, siguiendo los símbolos planetarios por los días de la semana, que el dibujo formado en el centro de la figura alude al 33 en la señal talismánica de Agripa, número símbolo de Jesús muerto en sus 33 años; aún más las cifras de las cúspides traídas a las Llaves de la Cábala, dan explicaciones inconmensurables, pero este esoterismo es verdaderamente demasiado profundo para analizarlo aquí.
Si redactamos un Tema Astrológico para el 12 de septiembre de 1953, podremos observar muchas cosas interesantes. Este cielo marca el principio del año 5714 de la era judaica, y esta fecha no ha sido escogida al azar, ya que es un múltiplo del número denominado mágico... 142857 por 4: 571428.
Primera coincidencia: en el principio de ese año, la posición de los planetas guarda idéntica correspondencia con la inscripción planetaria del Sello de Salomón. Es decir, en el mapa celeste, redactado para esta fecha, los astros están en el mismo orden correspondiente que sigue cada cifra caracterizada por un planeta (comparar el orden planetario en la figuras).
Haciendo el Horóscopo encontramos en él toda la marca de una nueva era judaica.
Sin recurrir a un simbolismo demasiado amplio y tomando como base de interpretación la astrología tradicional, las configuraciones proporcionan muchos aspectos, no de evolución, sino de una transformación total en los Principios.
Entrar en más detalles no es posible en un texto de vulgarización. Únicamente puede emplearse el término Renacimiento, simplemente para significar que se trata de un punto de partida, de un gran estado para el pueblo de Israel.
En resumen, acontecimientos de gran importancia se acercan para los descendientes de Salomón; los aspectos astrológicos hacen pronosticar la constitución de un Estado judaico, con la llegada al poder de un jefe lleno de energía, en cierto modo el mesías esperado desde hace tanto tiempo por los hijos de Israel, pero en este caso en un plano mucho más humano, dado nuestro tiempo materialista.
El 15 de marzo de 1947, en el diario Previsions de París, habíamos expuesto nuestros puntos de vista sobre este apasionante problema, y concordaba no siempre con el anuncio de un mesías, sino con un plan más material, la llegada de un Rey judaico con la formación del Estado de Israel. Este problema hebreo es sumamente interesante, más ahora que Palestina está a la orden del día.
No tuvimos pues sorpresa alguna cuando en el mes de julio leímos en la gran prensa francesa un artículo relacionado con la "restauración de la Monarquía en Palestina", bajo el título: "La corona del Rey de los Judíos es reclamada" y que representaba la fotografía de un niño de 4 años, cuyo padre, un tal Solnik, viejo vendedor de estampillas en París, actualmente en Jerusalem, reclama para su hijo descendiente directo del Rey David, el trono de Palestina vacante desde hace 3.000 años. El "futuro rey" (?) nació el 22 de junio de 1943, y esta fecha puede ser un símbolo cuando se piensa que la opuesta en el Zodíaco (25 de Diciembre), corresponde a la Navidad de Cristo quien fue negado como Mesías hace 2.000 años. (Ver la oposición de las 2 fechas en la figura.)
Las cifras inscritas en las puntas de la Estrella forman un número mágico, en el sentido que multiplicado por 2, 3, 4, 5, 6, siempre da un número compuesto de estas mismas cifras y más aún en el mismo orden perfecto, según está dispuesto en el sello; excepto por 7 (cifra maléfica y de la muerte) donde el resultado es 999.999 (la siembra, volver a empezar, la gestación, los ciclos eternos). Estas cifras fácilmente concuerdan con los planetas (sería muy largo de repetir los detalles), comenzando por la Luna siempre dominante en el Cielo de los pueblos semíticos y que simboliza el número 1, luego el 4 por Mercurio, el 2 por Marte, que crea la división, 8 asimilado a Venus, 5 a Júpiter y, en fin, inherente al malefismo el 7 que es Saturno, Dios del tiempo y de la muerte. El Sol ausente de esta figura (la ausencia de luz), caracteriza el sentido oculto.
Habiendo notado que del resultado obtenido por la multiplicación del número en cuestión (142857), era siempre posible extraer una fecha importante en la historia judaica, hemos pensado buscar un presagio para el futuro en uno de estos números válidos. Por ejemplo, 142857 multiplicado por 4 es igual a 571428; en esta hipótesis el año 5714 de la era judaica, que corresponde a 1953 en nuestro calendario, debe darnos indicaciones sobre el porvenir. Después de haber redactado el mapa del cielo para septiembre de 1953 (principio del año 5714 del calendario hebraico), es notable encontrar los mismos planetas en el cielo en la misma disposición que simboliza la Estrella de Salomón, esto último por concordancias con las cifras, como lo hemos enumerado anteriormente.
Según la interpretación tradicional, estas posiciones planetarias permiten pronosticar la venida de un mesías, pero hay que comprenderlo en un plano mucho más humano, dada la época de conceptos materialistas: un jefe de estado, un profeta, mas trayendo también grandes modificaciones y que sabría reunir a todos los hijos de Israel, lo que vendría en cierto modo a apoyar las posibilidades de realización de estas profecías.
Volviendo a tomar el número 571428 (resultado del número mágico) dijimos que los planetas en el mapa celeste se correlacionan muy bien en el siguiente orden: Júpiter (5), Saturno (7), Luna (1), Mercurio (4), Marte (2), Venus (8). Hay que pensar pues en acoplar el nombre del joven descendiente de David con estas concordancias planetarias:
-S- Shin en hebreo, que según Esdras significa la flecha, lo que es también el signo del Sagitario, que la astrología tradicional considera gobernado por Júpiter (nuestro primer planeta que simboliza la cifra 5).
-O- el Iod, clave de la Cábala hebraica, el Ouroboros egipcio, marcando la unidad de la materia que corresponde a la serpiente Apophis, símbolo de las tinieblas y de su lucha contra el Sol; equivale así a Saturno, inherente a las luchas y a la muerte.
-L- en hebreo Lamed, que corresponde al carácter de la Luna.
-N- debe darnos a Mercurio; es el Nun cuyo significado usual es una fruta, el intelecto, simbolizado por este planeta.
-I- pueden aplicarse a Marte, pues esta letra en la sucesión de las láminas de los Arcanos Mayores, es atribuida a Aries, domicilio del planeta Marte.
-K- siendo la 19ª letra del alfabeto hebreo, se inscribe en criptografía alquímica con un círculo pequeño debajo del cual hay una cruz, lo que es el símbolo de Venus.
He aquí un nombre muy complicado que analizado así mediante correspondencias, permite cerrar el paralelismo, bien sea con números o planetas.
5 7 1 4 2 8
Júpiter Saturno Luna Mercurio Marte Venus
S O L N I K
Pero dejamos a los ocultistas el cuidado de proseguir en el problema, sin pretender hacer comentarios.
AUM JÑÀPIKA SATYA GU-RÚ
El 4 está colocado en medio de SEIS direcciones fenoménicas del Espacio y los otros tres grupos de dos constituyen el diámetro del círculo. Nosotros obtenemos el SELLO de SALOMÓN:
FIGURA Nº 22
Disociando los tres grupos diametrales obtenemos todas las combinaciones posibles para los seis números colocados de dos en dos, es decir, 8 variaciones de posición.
OCHO posiciones y aquí tenemos de nuevo el número simbólico del esoterismo chino.
El punto de partida de la Tradición Iniciática en China es la oposición y la combinación de dos fuerzas: el Yinn y el Yang, las dos polaridades que corresponden en cierta forma a las dos columna B:. y J:. de la francmasonería occidental, pero en su INICIACIÓN REAL y no en el sentido simplemente simbólico de la francmasonería de especulación.
FIGURA Nº 23
El Sello de la Sabiduría, como es algunas veces llamado, es rico en filosofía a pesar de que es de los más simples gráficamente. El Gran Pensador Lao-Tzé lo mantenía en sus manos durante sus meditaciones y aún hoy numerosos discípulos de la Luz se concentran teniendo delante este símbolo. (Como un mandala).
En un círculo que caracteriza al mundo en manifestación se adivina un centro de la circunferencia que está en el límite de los dos mundos simbolizados por la parte blanca (la luz) y por la parte sombreada (las tinieblas). No se trata del infantil “Bien y Mal” de los filósofos occidentales sino de las dos fases de la instrucción esotérica. Los dos puntos de concentración epigénica constituyen el elemento AIRE que mantiene el equilibrio tanto como el elemento TIERRA que es representado por la circunferencia que caracteriza el mundo físico y la materia. La parte blanca es la que asciende: es el elemento FUEGO; la parte sombreada es la que desciende: es el elemento AGUA. De estas
FIGURA Nº 24
dos fuerzas en acción (Yinn y Yang) surgen los 4 elementos que conocemos y de su combinación (2 veces 4) resulta por si mismo el celebre trigrama, que es llamado de Fo-Hi. Así mismo con ese número de 8 combinaciones aparecen también maquinalmente los grupos que constituyen la numerología cabalística del Sello de Salomón.
El Yang (principio masculino) es la Unidad (simbolizada por una línea entera) en tanto que el Yinn (principio femenino) es el binario (simbolizado por una línea dividida). Con la ayuda del macho y de la hembra tendremos en las tres laminillas caracterizados los principios positivo y negativo según los elementos, y, por consiguiente, toda una filosofía que ha sido por ello poco hilvanada.
La naturaleza de cada tema es analizada en esta forma a la luz de los kouas. Una enfermedad para los chinos representa un exceso de Yinn o de Yang, y un temperamento es consecuencia tanto de las vibraciones Yinn como de las Yang. Esta particularidad de la composición de cada cosa fue comprendida por los alquimistas de la edad media que también consideraban al Todo compuesto por tres elementos de principios sintéticos resultantes de la densidad, del punto de fusión, de la resistencia y de la conductibilidad de los metales.
Estos tres principios eran: el azufre (coloración y sonoridad), el mercurio (maleabilidad) y la sal (que une el azufre al mercurio). Bien entendido, esos principios no tienen nada que ver con los cuerpos nominativos designados así en el lenguaje habitual. Por ejemplo, se dice: el Oro proviene del Mercurio y del Azufre puros y fijados; la Plata proviene del Mercurio impuro, pero fijo, y del Azufre impuro y no fijo, etc.
Los símbolos que se emplean son:
Volvamos al análisis de nuestro Sello de la Sabiduría: Yang y Yinn en el círculo ofrecen el símbolo del ternario que por dualidad aun hace resaltar el mecanismo del 3 al 7. He aquí los tres elementos básicos: la circunferencia, la parte sombreada y la parte blanca; la trinidad que se encuentra por todas partes como ya lo hemos estudiado largamente. En cuanto al simbólico SIETE aparece aquí en las siete particularidades de esta gráfica: la circunferencia, su centro más dos centros para formar las partes blancas y sombreadas (lo que compone 4), la curva serpenteada que forma la frontera entre las dos partes y las dos superficies mismas que suman en total SIETE elementos en el dibujo. Este paso del 3 al 7 es el misterio de los Séfiros que son representados por 3 superiores y 7 inferiores. En el Sello de Salomón el simbolismo del 7 se presenta por las SEIS puntas de la Estrella en UN círculo (6 más 1 igual a 7).
Figura 25
En todo caso ya se puede comprender por qué se ha dicho que este símbolo caracteriza el equilibrio de los mundos. En efecto, el Sello de Salomón representa sobre todo el balance perfecto entre el microcosmo y el macrocosmo. Por ello indudablemente se debe insistir en los números inscritos alrededor de sus puntas. Un triángulo presenta los números 6, 20 y 120 y el otro los números 5, 60 y 360. Con estos valores guamétricos pasamos a aplicar la transposición de sus valores secretos (90).
En realidad es la verdadera suma de un número constituido por una parte visible y otra oculta. No debe confundirse con los valores esotéricos que corresponden a los 22 polígonos que se pueden trazar dentro del círculo y a las 22 letras hebreas. Existen aún los Valores Secretos de segundo orden (V. S.²); ejemplo: 3 llegará a ser 10 y 5 llegará a ser 35, etc....
Es decir, dos triángulos de Valores Secretos exactos. En efecto, 351 es igual al V. S. de 26 (que es la cifra de arriba) y 435 es el Valor Secreto de 29 (que es la cifra de abajo).
Repetimos que 26 (dos veces 13) es el número de la CHRIST-alización, es decir, la manifestación perfecta del microcosmo, en tanto que 29 es el número simbólico de la Tierra antes de su inmersión o sea la expresión macrocósmica por excelencia. Los Valores Secretos de 60, 120 y 360 no son tomados en consideración desde luego para no emplear números demasiado grandes que después habría que extraer del número del avatar (lo que complicaría la explicación), aunque sí se podría hacer notar que constituyen los valores de los aspectos astrológicos perfectos: 60º o sextil y 120º o trígono son la armonía-tipo de la ciencia planetaria, y en cuanto a los 360º están fuera de cálculo puesto que son el valor del círculo entero por lo cual se volvería a lo mismo: al valor de una conjunción de astros.
Así pues tenemos: el Espíritu y la Materia según el punto de vista de la Involución y de la Evolución; dos triángulos, el uno con la punta hacia arriba y el otro con la punta hacia abajo, cuyo simbolismo fue tan frecuentemente vulgarizado y originó tantas discusiones para probar la superioridad del uno o del otro... Contentémonos con expresar que no hay superioridad ni inferioridad; simplemente se trata de métodos diversos; el triángulo con la punta dirigida hacia arriba implica una evolución hacia el Altísimo, la espiritualización de la materia, mientras que el de punta hacia abajo expresa el símbolo de la involución del Espíritu en la materia, la materialización del espíritu. El uno se comprende en el sentido del método a seguir y el otro en cuanto a los recursos que están a la disposición. Así, por ejemplo, si se descompone el Sello de Salomón bajo el análisis de la filosofía hindú, tendremos de una parte a Shiva y de otra a su Shakti, dicho de distinta manera, Espíritu y Materia, la Fuerza inherente y el poder potencializado, el Espacio y el Tiempo de la Ciencia moderna. Resta por el momento descomponer la Estrella de 6 puntas en dos triángulos con sus particularidades y tendremos al uno con el método y al otro con el objeto:
SHIVA SHAKTI
Espacio Tiempo
Espíritu Materia
FIGURA Nº 26
En el estudio de las cosas o en la aspiración a lo Divino, la idea, el principio, la búsqueda, están siempre dirigidos hacia un Ideal Sublime que es para felicidad sobre la tierra. Existe, pues, en otras palabras: la Existencia Absoluta, la Felicidad (Ananda); el Conocimiento, la Consciencia Universal (Chit), y la Existencia Verdadera o el Ser (Sat).
Los medios, los sistemas, las posibilidades que se ofrecen son siempre diversas y según la elección resultan más o menos provechosas para las facultades. Existe la actitud ignorante, la incomprensión de las leyes, la existencia sin principios definidos, es el estancamiento debido al TAMAS-GUNA y su alimentación de carne y absorción de alcohol. Existe también el medio pasional, la energía desparramada con intención en el mal, la necesidad de recomenzar experiencias y pruebas debido al RAJAS-GUNA con alimentación de pimientos y excitantes. Por último el sistema de la pureza, la evolución según el proceso de las leyes naturales, una vida de realización, es el avance gracias al SATTVAS-GUNA y su dieta vegetariana con frutas y productos frescos.
Estos gunas (cualidades) ofrecen a los humanos las posibilidades que ellos merecen de acuerdo con el género de vida escogido; cada quien forja su propio camino más o menos rápidamente según sus miras y sus deseos pues el resorte natural hace existir la Libre Elección y tan solo basta poner en acción su Voluntad.
En cierto sentido, el triángulo con la punta hacia arriba puede ser entendido como PURUSHA que es simbolizado por las tres ideas, todas en el dominio del espíritu (entendiendo la felicidad ananda no como dicha terrestre, el conocimiento chit no como una curiosidad intelectual, la realidad del Ser Sat no como materia manifestada) que viene a unirse a PRAKRITI (triángulo con la punta hacia abajo) simbolizado por los sistemas del dominio físico.
Purusha (91) es la aspiración, el Prana, el Soplo, el “en el principio era el Verbo”. Prakriti es la manifestación, el Akash, el “y el Verbo se hizo carne”; Purusha simboliza a Prakriti antes de su manifestación, así como Prakriti expresa a Purusha materializado; es el desequilibrio provocado por el primer Soplo cuando se iba a realizar la experiencia del caos (el instante precedente al pasaje bíblico: “y el espíritu cerníase sobre las aguas”) que ha formado el mundo materia, y es el equilibrio que nuevamente restablece la reintegración total al Gran Todo. La Realización de ello, la perfecta comprensión de este principio, la total adhesión átmica a este principio, quiere decir YOGA. De ahora en adelante muy bien se puede simbolizar con la Estrella de Salomón (sin que por eso haya que retrasarse en evocar el símbolo que algún tiempo ha sido la gráfica particular de una doctrina). En Alquimia no son solamente tres elementos (azufre, mercurio y sal) los que participan en la materia, por lo cual la estrella hexagonal del Sello de Salomón se hace explícita meditando en ella como un símbolo alquímico, puesto que la verda-
(91) Purusha, la Divinidad, produjo de su cabeza: los brahmanes; de su pecho: los khshatriyas (soldados guerreros); de sus muslos: los vaisyas (comerciantes, navegantes); de sus pies: los sudras (labradores). Estas cuatro castas tienen una significación más profunda que cuatro tribus.
dera Alquimia es Yoga de cualquier manera. Recordemos los símbolos de los cuatro elementos de la química antigua:
FIGURA Nº 27
Por consiguiente el Fuego y el Agua forman una Estrella de David e igualmente el Aire y la Tierra. El elemento FUEGO produce la sequedad y la solidez (Azufre), el elemento AGUA es húmedo y esencialmente fluido (Mercurio) y uno y otro están sometidos a la influencia de un principio único, una materia que los filósofos herméticos llaman AZOTH (Espíritu Universal).
Ello nos impele a considerar el análisis físico del origen:
Es Demócrito en nuestro mundo occidental el primero en exponer la teoría de los átomos; este filósofo griego de hace 25 siglos explica que no existe sino diferencia aparente en todo, pero que la base de la composición es la misma. Este jñàni-yoghi de hace 2.500 años fue a menudo mal interpretado; más tarde es Lucrecio el que divulga el atomismo, por decirlo así (con un poema “sobre la Naturaleza de las cosas”). El tema quedó así por mucho tiempo hasta que en 1661 Robert Boyle llamó la atención sobre la importancia de una perfecta comprensión de las leyes de la naturaleza; sin embargo, es Isaac Newton quien con su descubrimiento de la ley universal de la gravitación permitió nuevas investigaciones. (En su libro sobre óptica afirma: “Acaso las pequeñas partículas del cuerpo no tienen un poder, unas virtudes, unas fuerzas, con las cuales puede ser ejecutada una acción a distancia? Acaso no es una acción de la una a la otra la que produce una gran parte del fenómeno de la Naturaleza? La atracción de la gravedad, el magnetismo, la electricidad, se producen a grandes distancias, pero pueden existir otras que no tengan efecto sino a pequeñas distancias y por consiguiente escapan por ahora a la observación”).
En 1780 el francés Lavoisier cataloga 50 elementos con precisión y abre definitivamente la puerta del análisis y de la estadística.
He aquí en seguida confirmado que nada se crea ni nada se pierde o como lo enuncia la mística: No hubo comienzo ni habrá fin.
La prueba de que la materia no puede ser destruida se verifica mediante una experiencia bien sencilla. Si se pone sobre el platillo de una balanza una vela encendida dentro de un receptáculo cerrado se observará entonces que aunque la vela quede completamente consumida el peso permanece idéntico! Mejor dicho, la cantidad de materia es siempre la misma aunque las características hayan cambiado. Se podrá fácilmente tener la explicación tangible de que la llama de la vela que se evapora en forma de gas, invisible a simple vista, constituye sin embargo una materia que existe efectivamente con un peso y una composición química, pues la desintegración de la cera produce carbón y agua, lo cual puede ser fácilmente analizado colocando una pantalla por encima de la llama para recuperar el carbón producido por la combustión de la vela y situando así mismo la vela bajo de una campana de vidrio para observar las gotitas de agua que se acumulan sobre las paredes interiores. El agua está compuesta de dos elementos (hidrógeno y oxígeno), pero uno de ellos, el oxígeno, no puede provenir como producto de la vela sino simplemente de lo que la llama ha sustraído del aire para poder arder (la vela está compuesta de hidrógeno y carbono los cuales se separan al consumirse la existencia material de la vela!).
Esta desaparición de la vela bajo otras formas no constituye el único ejemplo pues así acontece con todas las cosas sobre el haz de la tierra; transformación (cambio de forma) es el principio eternal de la evolución. Tomemos un bloque de hielo sobre el cual se pasa un hierro candente y advertimos un humo que se escapa y una parte del hielo que se transforma en agua; así de una vez obtenemos tres elementos de un mismo producto debido simplemente al principio de la temperatura (materia sólida, líquida y gaseosa); según las consideraciones de tiempo y espacio, se comprenderá fácilmente la transformación del ser humano y por ende el problema de la supervivencia. El Dr. Duncan Mac Dougall declara que el ser humano pierde de 14 a 26 gramos en el momento de la muerte. Sabemos, por otra parte, que ocurre una pérdida de 17 centésimos de miligramo después de una hora y media de que el cadáver haya sido pesado caliente; es el fluido vital (el alma que se escapa) que se evapora esta vez por una razón bien diferente que en la primera pérdida. Nada tiene de sorprendente que solo muy difícilmente se perciban estas emanaciones, pues hay ciertos cuerpos que al mezclarse pierden densidad y no es necesario para observarlo recurrir a experiencias ocultas. Apliquemos, por ejemplo, 500 c. c. de agua a 500 c. c. de alcohol; esta mezcla debería dar normalmente 1.000 c. c. pero no es así, sino que nos da solamente 934 c. c.! Esta mezcla de volúmenes iguales que no da el producto esperado, se debe a que estos líquidos están constituidos por partículas y las partículas de uno se introducen en las partículas del otro. Según una célebre teoría se sabe que el mundo entero está hecho de átomos rodeados de espacio vacío!
El átomo se presenta como un núcleo de protones y neutrones circundados de electrones y esa misma constitución de tres elementos en juego es la base de todos los átomos; solamente la disposición y el número de electrones y protones hacen que un átomo difiera de otro.
AUM JÑÀPIKA SATYA GU-RÚ